martes, 30 de agosto de 2011

DIÁLOGO DIVINO O DIVINO DIÁLOGO

Cuentan que estando un hombre que había muerto cerca de Jesucristo, éste, el recién fallecido, le preguntó por el devenir de los acontecimientos, le preguntó por cuál sería su sitio una vez abandonó la tierra.

Jesucristo, de forma tajante le dijo, ¨Hombre, ya sabes que yo soy magnánimo y trataré de estudiar bien tu situación para no cometer una injusticia, pero la verdad es que me parece que por mucho que quiera indagar en tu vida, solo encuentro cosas malas, acciones que no son muy benefactoras como para entrar en el cielo¨.

El hombre, viendo que su situación no estaba en el mejor dominio para ganarse el beneplácito de Dios, pensó y preguntó lo siguiente:

¨Señor; ¿A qué te refieres cuando dices que no he cometido buenas acciones, si mi vida ha sido de lo más normal?¨

¨Claro¨, dijo el señor, ¨Tu vida ha sido de lo más normal porque desgraciadamente la gente de la tierra ve muy normal ciertas cosas que pasan a diario como las guerras, los asesinatos, niños que pasan necesidad, hombres que maltratan a sus mujeres, gente que mata por dinero, gente que roba al prójimo y lo mata por cuatro pesetas, etc¨.

¨Bueno señor¨, dijo el nuevo fallecido, ¨¿Me vas a culpar a mi de todo eso?, porque, que yo sepa, yo simplemente me dediqué a mi trabajo, a luchar por todo lo mejor para mi familia, a intentar vivir bien pero sin perturbar a nadie, en fin, a vivir, que no es poco con lo que estamos viviendo ahí abajo¨.

¨Ese es el problema¨, volvió a espetar Dios, ¨La gente solo mira por lo suyo o sus familiares cercanos, pero nunca se preocupa de los demás, nunca se para a pensar que con un poco de lo que les sobra podrían remediar muchas cosas, solo han mirado por ellos mismos, como tú, ¿Lo entiendes?¨

¨Pues hombre, dicho así, si, lo entiendo, pero por esa regla nadie debe de ir al cielo, porque el mundo es algo en lo que cada uno va a lo suyo pero en fin, ¿Cuándo nos vamos los dos para el infierno?¨

¨¿Cómo?¨, dijo dios algo enojado y levantando la voz. ¨Tú te vas a ir ahora mismo, pero yo… ¿Cómo puedes decir que yo voy a ir contigo?¨

¨Pues hombre, se lo explico: Dice usted que nadie hemos dado algo de lo que nos sobra por remediar a los demás, pero la verdad, con todos los respetos, es que usted tampoco hace demasiado, porque si a usted le sobra bondad, ¿Por qué me quiere condenar a mí por hacer lo que hace todo el mundo?
 Si a usted le sobra poderes, ¿Por qué permite cosas que hacen que mueran millones de gente inocente en huracanes, terremotos y todo tipo de catástrofes o enfermedades?
Si usted tiene la gracia de velar por el hombre, ¿Por qué permite que el hombre se mate entre sí y no hace nada?
 Si usted dice que tenemos que ser humildes, ¿Por qué permite que un PAPA diga cosas como que dos que se aman, por ser del mismo sexo  no son dignos de usted?
 ¿Por qué un papa, a pesar de la miseria del mundo, vive en el vaticano con todos los lujos habidos y por haber?¨

Tras decir esto, Dios se quedó pensativo, pero tras un rato, dijo:

¨Mira, para que veas que soy bondadoso, no voy a tener en cuenta todo lo que has proferido de mi y te voy a conceder la gracia de estar en la gloria. Te perdono. ¿Qué te parece?¨, esbozó Dios.

El hombre contestó sin pensarlo dos veces, ¨Me parece que no solo Pilatos fue el que se lavó las manos¨

REGALO DE REYES (Ficción)

Amanece un nuevo día pero no es como lo demás, no es un día cualquiera, es 6 de enero el día más especial para todos los niños y los que nos sentimos como tal.
Hoy a pesar de la edad que tengo he salido corriendo como cuando era pequeño al salón. Todas las ilusiones se me desmoronaron cuando vi que no había nada, que Melchor, Gaspar y Baltasar tampoco se han acordado de mí este año.
Es lo normal me dije, vivo en la más cruenta soledad desde que ella se fue, nadie  va a regalarme nada. Tras la mala noticia de comprobar que los reyes no existen si no tienes a nadie que ejerza de ellos y te compren algo, me fui al baño, llené la bañera hasta los bordes y decidí regalarme algunas horas inmerso en agua caliente.
Dos horas y media después bajé a la calle y como siempre el mal rollo de que no me hubieran regalado nada se me pasó cuando vi a multitud de niños jugando en las calles con todo aquello que los de oriente les habían traído.  Así pase un par de horas, haciendo mía la alegría de los más pequeños que incluso sin conocerme se acercaban a enseñarme sus flamantes juguetes. Decidí dar un paseo, maldita sea la hora en que lo hice, me fui a mi antiguo barrio, aquel en el que vivía con mi ex mujer antes de la separación. Me quedé un momento mirando la que era nuestra casa que ahora es la suya. De repente vi un hombre de mi misma edad más o menos que llamaba a la puerta, mi ex mujer salió a abrir y el tipo le regaló un inmenso ramo de flores, regalo que fue contestado con un apasionado beso por parte de la que un día me juró amor eterno.
En un primer momento sentí algo de rabia pero minutos después hasta me alegré de que al menos ella fuera feliz y superara el dolor que supone romper con una relación. Sin más, saque un cigarrillo, me seque alguna lagrimilla que se escapó sin permiso y me fui de nuevo para el zulo en el que ahora vivo. Ya en casa sonó el teléfono y rápidamente lo descolgué. Fue una corazonada,  pensé que era ella quien llamaba para quizás preguntar cómo estaba o algo así. No, no soy tan importante, no era mi ex, era mi madre que como es natural nunca te abandona y me dijo que fuera a casa a recoger el detallito que me había comprado. Yo sabía a ciencia cierta que un año más me había comprado la colonia de todos los años pero la verdad, esa puñetera fragancia que me olía a horrores, fue para mí este año una bendición pues me hizo separarme durante algunos minutos de mi soledad maldita.
Llegada la tarde me encontraba en casa viendo la televisión y adorando el frasco de colonia que me regaló mi madre, mi único regalo, mientras de fondo escuchaba el ruido de niños que jugaban en la calle. En medio de mi agobio me fui a la habitación y cogí esa caja de galletas enorme en la que guardo un millón de fotografías, sin duda estaba dispuesto a ahogarme entre recuerdos que solo me hacen daño. Observé detenidamente esas fotos en las que aparecía con mi ex pareja, fotos con caras sonrientes que me hacían pensar en tiempos mejores. En medio de esta terapia masoquista sonó el timbre de mi casa y la verdad es que me quedé bastante perplejo pues… aparte de mi madre, creía que yo no existía para nadie. Al abrir la puerta me encontré con algo esperpéntico, un tipo vestido de Rey Baltasar me entrega un paquete que llevaba adherido una nota. Tras darle una propina al improvisado mago, me mataba la curiosidad de saber quien se habría acordado de mi en un día tan especial como este. Abrí la nota y el texto ponía lo siguiente: ¨Estas fechas tan especiales me han hecho pensar mucho. Puede que hayamos tenido algunas desavenencias pero creo que en el fondo ambos nos queremos y no soportamos estar el uno sin el otro. Creo, si tu quieres, que podríamos volver a empezar y demostrar al mundo que nuestro amor, aquel que surgió hace tantos años, puede superar cualquier crisis. Te quiero, si tu sientes lo mismo abre el regalo. Firmado: Teresa¨.
Las últimas líneas de ese papel casi no pude leerlas porque las lágrimas se me desbocaron de tal manera que veía todo borroso. Al abrir el paquete,  descubrí algo impresionante en el interior, un chupete de bebé. Desde que lo dejamos hace 4 meses, estaba embarazada.
Salí corriendo como alma que lleva el diablo y al llegar a su casa, nuestra casa, el temblor de mis manos producido por los nervios no me dejaba llamar al timbre. Golpeé la puerta y salió ella, sin cruzar palabra nos fundimos en un cálido y apasionado beso que reparaba el daño que nos habíamos hecho el uno al otro. Entonces recordé, y aunque no me importaba en absoluto le dije: ¨Pero yo esta mañana vi que te fundías en un beso con otro hombre¨ pero ella me contestó que el beso, en contra de lo que pensaba yo, había sido de lo más casto y se lo dio a un compañero suyo que fue a comprarle mi regalo, ¡lo que son las cosas! Al final los dos nos moríamos de la risa y nos pusimos a recordar lo duro que había sido estar estos meses separados mientras nos jurábamos que nunca más nos volvería a ocurrir.
Esta es la historia de un hombre que en un mismo día experimentó todo tipo de sensaciones. Pasó de ser un hombre solo y hundido, del que nadie se acordaba en un día tan especial, a ser el hombre más afortunado del mundo y recibir el más bello de los regalos que puede ofrecerle una mujer, un hijo. Sin duda, los Reyes Magos existen y no sólo llenan de ilusión a los niños.

viernes, 26 de agosto de 2011

LLANTO DESPUÉS DE FERIA.


Una vez terminadas las fiestas de San Bartolomé, un periplo que evoca alegría en nuestro pueblo, llegan después unas fechas absolutamente terribles y que están clavadas en los anales de la historia de éste nuestro municipio como las más trágicas páginas de nuestra historia, ya que muchos nervenses, por motivos de la sin razón, murieron en aquellos días en los que las tropas entraron en nuestras calles en aquellos años en los que la gente de nuestro  pais se mataba hablando el mismo idioma, una guerra entre hermanos que forma parte de nuestras vergüenzas  más históricas, algo que jamás debe de repetirse y que por ello, para que nunca más se repita un episodio así, debemos de recordar siempre lo ocurrido. Tal y como reza una frase mil veces pronunciada y escrita, ¨Aquel que olvida su pasado está condenado a repetirlo¨  y eso no debe de pasar.
En los días posteriores a aquel San Bartolomé de 1936, Nerva se convertiría en uno de los lugares más masacrados de la provincia de Huelva y Andalucía. Incluso bombardearon nuestro pueblo, mientras que gente inocente era llevada al paredón que se improvisaba en cualquier sitio para sesgarles la vida sin motivo alguno, sin ninguna razón, si es que hay razones para matar a una persona. No habían cometido delito alguno, pero las tropas nacionales vinieron a Nerva a dejar un rastro importante de desolación que jamás olvidaremos, un reguero de huérfanos y viudas que aun hoy cuentan terribles testimonios. El tiempo no juega en nuestro favor para indagar en lo sucedido, ya que algunos de esos testimonios, producto del inexorable paso de los años, se ha llevado la mayoría de esas voces que contaban lo ocurrido con lágrimas en los ojos.
El 26 de agosto, así como el 27, tuvieron dramáticos momentos que nunca deben acallarse, nunca deben ser sepultados en el recuerdo, más bien, ha de alzarse la voz cada año para que siempre honremos la memoria de aquellos que dejaron este mundo enfilados por la mira del fusil del represor.
Agosto es el mes grande de todos los nervenses. Un 7 de agosto dijimos que éramos independientes, un 24 celebramos el día de nuestro patrón, pero agosto es también recuerdo, dolor y llanto por aquellos que defendieron sus ideales hasta pagarlos con su sangre, así como  aquellos que murieron casi sin entender el motivo.
Con el apagado del alumbrado en cada último día de feria evocamos el luto que siempre esta tierra ha de llevar por lo ocurrido en la última semana del mes de agosto de aquel año, 1936, el año en que nuestro pueblo se convirtio en un innecesario martir del brazo ejecutor. 

martes, 23 de agosto de 2011

CITA EN UN DÍA GRIS (Ficción)


Hoy es una de esas tardes grises que tanto me gustan. Sí, cuando el cielo está plomizo y amenaza lluvia, es cuando puedo reunirme contigo en ese lugar en el que tantas veces nos vemos para contarnos como nos va la vida y la eternidad.
Hay quien prefiere este tipo de reuniones bajo la luz de un esplendoroso sol, pero yo no, yo prefiero que por lo desapacible del tiempo solo nos veamos tú y yo, sin más testigos que pueda perturbar nuestra agradable pero silenciosa conversación.
En ese momento se me vienen a la cabeza millones de cosas que contarte, palabras que nunca son pronunciadas y que se dicen desde el interior, la forma de hablar más sincera y sobrecogedora.
Me encanta estar contigo. Me da igual que en ese momento caiga todo el agua del mundo y más, porque por mucha lluvia que descienda desde el cielo, jamás podrá aguar el momento en que tú y yo hablamos sin hablar, nos miramos sin poder vernos, nos acariciamos en la distancia que da saber que estás tan cerca y tan lejos a la vez.
Siempre imagino que esas gotas de lluvia que caen del firmamento, son como pequeñas lágrimas que se desprenden de tus mejillas por la emoción de verme. Yo también lloro y lo sabes, pero mis lágrimas no pueden ir hacia donde tú estas, solo pueden mezclarse con las que imagino tuyas y correr juntas, sin separarse hasta llegar al mar, donde unidas estarán para siempre cumpliendo los sueños que ambos no pudimos cumplir.

Hoy te llevo fotos, recuerdos imborrables que al fin y al cabo son las únicas cosas que nadie nos podrá quitar. Quiero decirte una y mil veces que te echo de menos, aunque siempre me parezca que estás conmigo.
También llevo conmigo aquel libro que empezaste a escribir y al que no pudiste llegar a escribirle la palabra fin. Ese libro me hace estremecer tanto, me recuerda tanto a tú persona, que yo mismo invento mil finales distintos en los que siempre terminamos besándonos a la luz de la luna, bajo un tenue sol que se pone en un atardecer especial o bajo una fina lluvia como la que cae hoy.
Me es difícil continuar. Muy difícil esperar hasta reunirme contigo, pero siempre me apoyo en algo que me evoque a ti, siempre me quedo en ese que era tu rincón favorito de la casa, la chimenea, para sentir que estás sentada ahí, a mi lado, siempre diciéndome que te abrace para resguardarte del frío.
Ya sé que las cosas pasan porque el destino es así de caprichoso y que este dolor que siento será igual que el dolor de otras muchas personas en el mundo, pero está claro que a cada uno le duele lo suyo, que cada cuál es víctima de su pena, algo que no se alivia, todo lo contrario, con las penas de los demás.
Hoy, en esta tarde de lluvia, este día gris que tiñe de alegría mi alma al verte sin verte, al tocarnos sin sentir el roce de nuestras pieles, voy a volver a sentir que nada ha cambiado, porque aunque sea por unos minutos, aunque sea de una manera distinta, allá en el cementerio, volveremos a estar juntos.
Luego, cuando llegue el momento de marchar y tener que dejarte allí, se me hará un nudo en la garganta, como siempre.  Tras tocar tu lápida en un último adiós, me iré alejando, pero antes de cruzar la cancela miraré atrás y pensare que algún día entraré para reunirme contigo y no salir jamás, entonces será cuando ya nada ni nadie podrá separarnos nunca. 

domingo, 14 de agosto de 2011

DIFÍCIL SER PROFETA EN TU TIERRA

Este blog nació solo para contar historias, para mostrar artículos o reportajes de gente de nuestro pueblo, para mostrar mi pasión por la fotografía, etc. Nunca, nunca, este blog tenía la premisa de entrar a enjuiciar nada, pero hoy voy a romper con esa dinámica aunque solo sea una vez. Si hoy hago esta critica que tiene que llamar a la reflexión es única y exclusivamente porque creo que hay cosas que hay que salir a defender ya que no las defienden quienes deberían de hacerlo.

Una vez más, y van demasiadas, observo con cierta perplejidad que cierto sector de nuestro pueblo, de nuestra gente, vuelve a vomitar todo tipo de reacciones que me parecen injustificables. Afortunadamente ese sector es muy minoritario, pero desde luego, es tan bullicioso que a veces es capaz de crear tal cortina de humo que puede empañar cristales tan limpios y maravillosos como por ejemplo la trayectoria de Javier Perianes.

Otra vez he vuelto a escuchar historias como que si Perianes ha cobrado 6000 euros por tocar en Peña, que si han sido 7000, que hay que ver que poca sensibilidad de cobrar en su pueblo, etc.
En fin, que una vez más, un espectáculo absolutamente maravilloso como el que ofreció Javier Perianes en Nerva con motivo de las fiestas de la Villa, queda en entredicho para algunos, muy pocos, por el hecho de que se está especulando con la cantidad que Javier ha cobrado, cantidad que sea cual sea nunca será ni comparable con lo que el propio Javier cobra en otros lugares, y sobre todo, nunca será comparable con las cantidades que se han pagado a otros artistas de menor calidad que Perianes pero que nadie ha criticado.

Vamos, que aunque nuestro Javier Perianes sea según la crítica mundial uno de los mejores pianistas del mundo, Javier no merece llevarse la cantidad que tenga que llevarse por venir a mostrar su arte a sus paisanos, mientras que ciertos nervenses ven con total normalidad que se paguen ingentes cantidades de dinero a otros, que por ser artistas que vienen de fuera y no son de Nerva, pareciera que tienen más derecho a cobrar que los que son de aquí, insisto, aunque sean de menor calidad que los locales.

Esto está cayendo en un sin sentido que a veces no sé si es mejor hablar de estos temas o dejarlos correr, pero es que la verdad duele el comprobar cómo gente que a buen seguro ve a Perianes por la calle y le hacen todo tipo de carantoñas, luego son más falsos que Judas, y eso si que no lo puedo soportar.

Por la regla de tres que marcan algunos ningún carpintero de Nerva debería de cobrar ningún trabajo que se encargara para mobiliario del pueblo, o en ningún taller mecánico deberían de cobrar por reparar un vehículo de algún nervese o del ayuntamiento. Obviamente estos ejemplos no tienen sentido alguno, pero las críticas vertidas hacía la persona de Perianes tampoco lo tienen, solo parece que haya detrás algún resquemor de algún tipo que ya no entro a valorar porque al no saber  si será cierto, lo mejor es callar, y eso es lo que algunos deberían de hacer, callar.

En fin, que de la misma manera que se les va a pagar a los Delicuentes o a Tamara, de la misma manera que se la ha pagado a Arcángel y se les pagará a las orquestas y distintas actuaciones que vengan a nuestro pueblo a mostrar su arte, de la misma manera nuestros artistas deben cobrar también, más a más, cuando artistas de la talla de Perianes, que nada tiene que envidiar a nadie,  no es fácil poder verlo en nuestro pueblo por su apretada agenda que le lleva a estar cada día en algún lugar del mundo.

Esto es lo de siempre. Si Javier Campos cobrara por presentar sería una inmundicia, pero si viene uno de fuera a presentarlo es lo más normal...¡Qué injusticias tiene la vida!

jueves, 11 de agosto de 2011

CERCA PERO DE LEJOS

A veces lo que puede parecer corta distancia no es así. Hace algunos meses me di un paseo por la zona de Marismillas, por las inmediaciones del cementerio y demás sitios cercanos. Allí comprobé cómo pequeñas cosas que parecen insignificantes, según el tratamiento que le des, parece algo más espectacular y con más talla.
Lo que os ofrezco en estas imágenes no son más que pequeños charcos del tinto enfocados en primer plano pero desde largas distancias. El resultado es increíble, las imágenes están llenas de grandeza y vigorosidad.
Espero que os guste.







EL TRAJE AZUL. (Ficción)


La vida se me ha hecho muy difícil sin ti. Todos estos meses en los que me ha tocado estar solo ha sido una dura prueba de supervivencia en un mundo de vivos en el que yo me encuentro muerto.
Siempre estuve muy ligado a ti, demasiado quizás, pensé que ese abrazo tuyo estaría siempre ahí para cubrirme de todo lo malo, para sentirlo en los momentos más amargos.
A pesar del tiempo transcurrido y de que la gente dice que el tiempo lo cura y lo borra todo, la herida que me causó tu perdida no cicatriza y en casa hay un recuerdo tuyo en cada metro cuadrado.
Hoy día 31 de diciembre, he salido a ver caer el año maldito que tanto daño me hizo, este año que quiero olvidar y que me tocará ver siempre en tu lápida como el año en el que te fuiste para siempre. Con lágrimas en los ojos y mirada ausente y ajena a todo lo que estaba pasando, he ido a la plaza del pueblo para intentar encontrar tranquilidad en cada campanada pensando que este año aciago por fin se marcha, aunque lo que se llevó sea irrecuperable. Era la única persona que no hablaba ni gritaba en la plaza, la algarabía del momento se mezclaba con un llanto interior que nadie podía percibir pero que era incluso mayor que la alegría que todos derramaban. Con la última campanada cayó el maldito año que te llevó para siempre lejos de mí, por un momento me sentí aliviado, sin embargo, entrar en un año en el que tu ya no estás, que ni siquiera has conocido, era también una sensación que me hacía que te sintiera más lejana.
Del cielo bajaban millones de papelillos que eran como una lluvia de cien mil colores que parecía disfrazar o colorear todo lo malo en esa noche; Sonaban miles de cohetes y tracas que se dirigían al cielo y a los que le pedía que llegaran tan alto cómo para que tú pudieras verlos y sentir que estás entre nosotros. Finalmente, con los dos primeros minutos del año transcurridos sonó una canción, nuestra canción, esa que en aquella Nochevieja de hace 20 años sonó para que tú  y yo bailáramos minutos después de habernos conocido.
¡Maldita ironía de la vida!, hace veinte años te encontré en un 31 de diciembre y hoy estoy aquí llorando tu ausencia y sintiéndote cada vez más lejos de mí.
Con el corazón encogido y el alma gastada por la erosión de tantas penas vividas, me fui a casa intentando aislarme del mundanal ruido que en una noche como esta se mezcla con el amanecer. De repente me encontré de frente con una mujer que llevaba un vestido azul turquesa, como aquel vestido que llevabas la noche en la que nos conocimos siendo dos adolescentes. ¡Qué macabro es el destino pensé!, pero al cruzarse aquella mujer conmigo, me sonrió y me dio dos besos deseándome un feliz año nuevo.
¿Quién eres?, pregunté a aquella bella mujer de mirada cristalina. ¨Soy alguien que te ha visto llorar esta noche, alguien que quiere enseñarte que la vida continua, alguien que ha venido para decirte que allá en una estrella, la más lejana, hay una mujer que me ha dicho que no quiere verte llorar, que quiere que tu corazón aprenda a latir de nuevo y se oxigene de vida¨.
Tras decirme aquellas palabras pensé que se trataba de alguna broma macabra pero de repente aquella señorita, de traje idéntico al de mi mujer, se había esfumado, no había ni rastro de ella. Estaré alucinando, me dije.
Continué mi camino y en lugar de irme a casa me pare en un bar a ahogar mis penas en alcohol. Con la primera copa que me tomaba, pensé en las palabras de aquella mujer del traje azul, pensaba que quizás era una especie de señal del más allá, algo en mi interior me decía que lo que habían querido decirme es que debía seguir hacia adelante, superar la muerte de Virginia y empezar a encauzar mi vida que últimamente se reducía a un vaso de whisky cada 10 minutos.
Sin pensarlo más, pagué la copa al camarero y decidí que no me emborracharía esa noche, estaba dispuesto a cambiar el rumbo de mi vida. No sabía si lo de la chica del traje azul, igual al de mi mujer, había sido un espejismo o qué, pero entendí que efectivamente era una señal para evitar mi autodestrucción.
Llegué a casa, como siempre se me hacía muy duro escuchar el silencio de mi hogar, encendí las luces y me coloqué el pijama no sin antes poner en hora el reloj para levantarme temprano al día siguiente y empezar a resolver muchas cuestiones que desde hacía tiempo tenía pendientes. Antes de irme a la cama tuve una tentación, una curiosidad, me fui al armario donde guardaba toda la ropa que era de mi mujer. Al abrirlo me quedé frio, había una percha vacía, la percha en la que estaba el traje azul con el que conocí a mi mujer en la Nochevieja de hace 20 años.

LA FE HA DE SER ALGO ASÍ

Sí, como todos saben yo no soy una persona especialmente creyente o nada creyente, pero es cierto que a veces, cuando el miedo te puede, necesitas agarrarte a lo que sea aunque solo sea por si acaso.
Les pongo un ejemplo y espero que nadie se ofenda por ello. Cuando estaba ingresado en el Macarena para ser operado, me di cuenta estando en la habitación 212 del mencionado hospital que había en las paredes una serie de estampas y almanaques de santos y vírgenes que otras personas habían puesto allí, a buen seguro, para pedir fortuna en los lances de enfermedad que a veces todos tenemos que superar.
Es curioso. A mi todo eso de los santos las adoraciones y demás me provoca mucho recelo, pero no le dí la más mínima importancia, es más, incluso hasta me sentía como más arropado.
El miedo a veces nos puede tanto que incluso nos convertimos en otras personas. El día que me llevaban para la sala de operaciones, miré de reojo esas estampas y me encomendé a esa ayuda divina que jamás antes había pedido.
Una cosa está clara. A veces es bueno creer en algo, ya que siempre es positivo pensar que, incluso en las situaciones más irreversibles, hay siempre una tabla de salvación en medio del océano de las penalidades.
Es por ello que la fé, ha de ser algo más o menos parecido a esto:

“La Fe, dice Dios, es un gran árbol, un roble arraigado en tierra firme. Y bajo las alas de ese árbol la Caridad, mi hija la Caridad, ampara todos los infortunios del mundo.
Pero mi pequeña esperanza no es nada más que ese pequeño brote que se anuncia justo al principio de abril.
Y cuando se ve el árbol, cuando miráis el roble,
esa ruda corteza del roble,
esa dura corteza rugosa, cuando veis tanta fuerza y tanta dureza, ese pequeño brote ya no parece nada.
Parece salir del árbol, no poder ser nada, no poder existir sin el árbol. Y, efectivamente, sale del árbol, de la axila de sus ramas y ya no puede existir sin él.
Pero es lo contrario, es de él de donde todo procede.
Sin un brote que apareció una vez, el árbol no existiría.
Sin esos miles de brotes, que llegan una vez a principios de abril, nada duraría. Sin ese brote, que tiene aspecto de poca cosa, que no parece nada, todo eso no sería sino leña muerta.
Y la leña muerta será arrojada al fuego.
Lo que os confunde es que esta corteza ruda os desuella las manos; y no movéis el tronco del hombro ni una milésima de milímetro, ni, con el pie, podéis hacer que se mueva una de esas gruesas ramas, mientras que el brote no resiste nada bajo el dedo y simplemente con la uña, el primero que pase hace saltar un brote, el cual, una vez desarrollado, os daría una rama más gruesa que el muslo.
Pues es más fácil, dice Dios, destruir que crear;
Y hacer morir que hacer nacer;
Y dar la muerte que dar la vida.
Por otra parte yo os digo, dice Dios, que sin ese brote de abril, sin esos miles, sin ese único brotecito de la esperanza, que evidentemente todo el mundo puede romper, toda mi creación no sería más que leña muerta,
Y la leña muerta será arrojada al fuego.
Y toda mi creación no sería más que un inmenso cementerio”.