miércoles, 19 de octubre de 2011

AMORES PELIGROSOS


Ella calma todos mis miedos, mis problemas son menos cuando estoy con ella.
Sin embargo, cuando ella me falta siento que todo yo me desplomo y no soy nada, no valgo nada, solo soy un muñeco que camina por la vida sin la capacidad de andar dirigiendo mis piernas.

Ella me da ese tesón que me hace pensar de forma distinta ante las cosas de la vida, aunque sé que todos esos pensamientos son solo por un momento, después, cuando ella ya se ido, vuelvo a ser ese engendro de siempre que no es capaz de reaccionar y que hasta se retuerce pidiendo que vuelva, que otra vez esté dentro de mi corazón, como metida en mis venas y siendo el motor que necesito para seguir en este mundo.

Nadie me comprende, nadie puede entender que lo es todo para mí.
Todos se empeñan en demostrarme lo enfermizo de su amor, como si yo no supiera que hay amores que matan, amores que se apoderan de ti y no puedes hacer nada por mucho que jure cientos de veces que me apartaré de ella.

Solo aquellos que han muerto por su amor sabrían lo que siento en la vida, solo ellos sabrían que prefiero morir bajo su amparo que encontrar otro camino hacía un lugar que se hace muy cuesta arriba, un camino en el que además nadie te va a quitar una sola piedra ni te va a ayudar lo más mínimo.

Para muchos es muy fácil decir que soy un trapo en sus manos, que solo está por mí porque la pago, que estoy pagando a plazos mi lugar en el más allá.
Todo me da igual, quisiera explicar muchas cosas pero no puedo, porque hasta para explicar todo eso que siento la necesito cerca de mí.

Es mi sino, estoy preparado para morir de amor, un amor cobarde que no me quiere más que para hacerme daño, un amor que solo se encuentra conmigo  y se me mete dentro de mis pensamientos previo pago, pero aun así, cada vez más, la necesito hasta para respirar.

Todos la conocen, otros novios también ha tenido, tiene y tendrá. Solo algunos han sido capaces de no claudicar a sus muchos encantos y deshacerse de ella, pero yo no puedo, no puedo hacerlo, la necesito.

No me siento orgulloso de quererla, nunca se la presentaría a nadie, no por celos, sino porque su nombre es droga y como a mí…¡Te puede destrozar! 


NOTA: Ojalá  estas letras ficticias pudieran hacer recapacitar a quienes viven historias iguales pero reales. 

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