jueves, 7 de julio de 2011

NINGÚN TIEMPO PASADO...

Dicen que el hombre es el único animal racional que hay en la tierra, pero el paso inexorable de los tiempos ha demostrado con creces que no es así, que somos tan animales que insultamos a los animales cuando les comparamos con nosotros.
Es claro que las acciones del hombre en nuestro planeta han traído muchos avances tecnológicos, de desarrollo y demás, pero es lamentablemente claro también que el hombre es el responsable de muchas de las barbaridades cometidas en la tierra y el autor de muchas de las cosas que hoy ponen en jaque a la especie humana.
La Guerra por poner un mero ejemplo es uno de los inventitos del hombre en el que hombre muere. El hombre es el creador de las más devastadoras armas que asedian a la humanidad.  El hombre es aquel que ha avanzado tanto como para destruir el mundo con tan solo apretar un botón o destruirlo lentamente con el ritmo frenético de la sociedad de hoy día, una sociedad llena de comodidades creadas por el hombre pero que han hecho de el hombre una especie de sistema aletargado que ya no sabe vivir sin muchas de esas comodidades.
El hombre científico es aquel que ha encontrado la clave o solución para muchos problemas que antes hacían perecer a las personas, pero también es el culpable y el responsable de muchos virus militares escapados de laboratorios y de que cepas de enfermedades que se consideran erradicadas duerman latentes como potenciales armas químicas que no se descartan emplear mañana.
Bombas que siembra la destrucción de la especie humana pero sin dañar ni un ladrillo, misiles inteligentes creados por inteligentes mentes puestas al servicio de la destrucción y demás, son algunos de los ejemplos más notorios de lo que significa emplear la mente y la tecnología no para hacer un buen servicio a la humanidad.
Hoy no somos capaces de vivir sin aire acondicionado en el hogar, en el coche en nuestro lugar de trabajo.  Antes, nuestros antepasados, no tan antepasados, pasaban crudos inviernos, sofocantes veranos y muchas fatigas laborales sin tantas comodidades tecnológicas y no perecían en el día a día.
No somos capaces de vivir si no es pegados a un teléfono móvil o un ordenador, mientras que antes esto era solo una quimera inimaginable y la gente desarrollaba su vida con total normalidad sin que fuera la vida en una conexión a la red o en una llamada.
Es el tiempo de la revolución informática que debe ser el acicate o impulso en la educación, antes íbamos al cole con nuestro cuaderno, nuestro lápiz y bolígrafo y nuestros libros de textos y aprendíamos en una pizarra con un profesor que se esmeraba por dar enseñanza a niños que querían aprender y que respetaban.

Está claro, todo ha cambiado, ha cambiado mucho y de manera circunstancial, pero no sé si realmente todos estos cambios son para mejor o para más enigmáticos laberintos que nos conducen a un camino sin retorno.
Hay más elementos de comunicación pero menos comunicación cara a cara entre personas y entre padre e hijos. Hay más adelantos médicos pero cada vez más enfermedades raras y desconocidas que nos ponen en alerta. Hay más sanidad y control en las cosas pero cada vez comemos peor y más basura. Hay más derechos pero también se confunde cada vez más libertad con libertinaje. Hay más diálogo político entre naciones pero cada vez más conflictos y guerras que nadie entiende, guerras entre personas que se matan por cuestiones de religión, política y poder, gente que mata hablando el mismo idioma de su oponente.
La tecnologías deben acercarnos pero nos sentimos cada vez más lejos, pues indagando en ejemplos ya citados, hoy se olvida lo que es charlar con una persona cara a cara disfrutando  un café y mirándola a los ojos, por hablar de forma telegráfica a través de un ordenador, sin sentir su calor y dando patadas al diccionario.

Es cierto, ningún tiempo pasado fue peor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario