sábado, 26 de noviembre de 2011

AMAR A MARÍA PREVIO PAGO (Ficción)

Cuando en tu vida se ciernen nubes negras que presagian tempestades emocionales, cuando el sol nunca se pone en el horizonte de tu día a día, cuando ese tahúr llamado destino te juega malas pasadas porque te repartió las peores cartas, cuando todo tu presente se convierte en un ritual, un espejo que siempre te arroja a los ojos las imágenes más dolorosas...

Cuando todo eso ocurre es cuando se necesita una tabla a la que agarrarse para no hundirte en el océano de las desavenencias, es cuando tienes que librar una cruenta batalla para alojar en tú cabeza la idea de seguir, de no sucumbir y descubrir que en el mundo nada se detiene, que si paras te quedarás atrás para siempre porque nadie espera, nunca nadie espera.

Es en esos momentos cuando hay que sacar todo lo que se lleva dentro y tratar de poner buena cara al mal tiempo, inventarte un anticiclón que de sol a las penumbras ya forjadas por borrascosas circunstancias, es el momento de decirte a ti mismo que hay una excusa para seguir y darte cuenta de que todo tiene su fin, y las malas rachas también pasan aunque el camino sea largo y tortuoso.

Si quieres comprobar que la vida tiene un sentido y que merece la pena has de tener entre tus brazos a María, la diosa infinita que las penas quita a golpe de besos que saben a eternidad.

Una sola caricia de María es comprobar que todo aquello que te preocupa queda en un segundo plano, que las penas pueden esperar y que el tiempo se detiene para que la alegría y las emociones se instalen en tu ser aunque sea solo por unos minutos, un corto tiempo que será como si te hubieran vuelto a parir y te transformaras en alguien diferente, alguien que cuando se vuelva a mirar al espejo denotará ese brillo especial que te hace saber y creer que has tocado el cielo con tus propias manos.

Tras un abrazo con María, aunque sea en la imaginación, un antes y un después se produce en el interior de cada cual, un hormigueo de múltiples sensaciones te embargan una vez has conseguido tenerla aunque no la hayas tenido, aunque solo la hayas imaginado en húmedos sueños que te evocan que estás vivo, que dentro de ti sigue latente esa palpitación.

María es eso, el calibrador de las emociones varias, el dispositivo que activa la autoestima de cada ser, la panacea de lo imaginable y la razón de que hace realidad lo que crees inalcanzable.

María es el sueño de todo hombre, la sumisión por dar placer recibiendo ella el placer de saberse placentera, un entendimiento distinto que te hace morir de gozo cuando ves que de gozo muere ella.

Sí, María es la excepción que rompe la regla, la forma de decir que se puede hacer lo que se hace no por haberse visto abocada a ello, sino porque quiere y así es feliz.

Con María no te vas de putas, es ella la que se va de hombres..., y encima pone el precio.

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