San
Antonio de Padua, una de las imágenes más veneradas de nuestro municipio y con
más arraigo entre los nervenses, volvió
a congregar centenares de devotos y personas llegadas de otros municipios en lo
que ya es uno de los movimientos romeros más importantes de la provincia. El fin de semana ha sido
bastante completo en el barrio de El Ventoso, lugar donde se alza la ermita de
San Antonio. Noches de baile y música andaluza,
recogida del romero, una procesión que como siempre recorrió cada metro
del Ventoso en la noche del sábado para llegar al centro del pueblo y descansar
en la iglesia parroquial de San Bartolomé. Todo ello dio paso a las
celebraciones del domingo, el gran día
en el que la salida de la carreta del estandarte
a eso de las 9 de la mañana desde el barrio ventosero para encontrarse con
la imagen de San Antonio en el templo de la iglesia, ya anuncia los parabienes
de un día en el que los romeros y devotos
de San Antonio de Padua ponen todo su empeño y corazón para disfrutar de
una romería que ya es una tradición ineludible
cuando llegan los calores de mediados de junio. La misa de romeros que este año estuvo cantada por el grupo
local ¨camino¨ y oficiada por el nuevo párroco Servando Pedrero Lagares, era la
antesala de una romería que cada año va a más y que llena las calles de iconos
andaluces que también en Nerva son seña de identidad. Interminable presencia de caballos, carruajes
tanto tirados por equinos como motorizados y engalanados con todo el ingenio
del mundo, desfile incesante de lo más vanguardista y clásico en moda
flamenca con multitud de trajes que aun
dan más colorido y efervescencia andaluza, sones andaluces que se sales de cada
carroza y que se mezclan en la mañana romera, los bueyes que marcan el paso
firme que ha de llevar el sequito, etc.
Hacia las 11 de la mañana arrancaba la
esperada romería que llevaría otra vez a la imagen de San Antonio a su venerado
barrio, ese que cada día le rinde visitas en su ermita, siempre abierta para
ofrecerte su ayuda, como ocurre con el corazón de la gente ventosera.
Cuando el santo vuelve casa, su gente continua hasta el lugar de
sesteo en el que viandas de todo tipo regadas con caldos de la tierra ponen
firme a los rigores del calor sufridos.
Cuando la brisa ya se va haciendo más
liviana y tras una tarde de buena compañía y conversadera, los romeros vuelven
al barrio para esperar ya con el fresco de la tarde noche a que las salvas de
cohetes y fuegos artificiales pongan el punto y final a una nueva edición
romera de San Antonio que pone fin a días previos de caballos por las calles y
de secretas reuniones para vestir las carrozas.
Un año más tenemos que dar la
enhorabuena a la hermandad de San Antonio de Padua, recordando que los actos en
honor a San Antonio no se circunscriben solo a la romería, sino a numerosas
celebraciones religiosas previas que también han contado con un importante
seguimiento.