miércoles, 29 de junio de 2011

CADA FINAL DE AGOSTO EN AQUELLA PLAZA


Como un auténtico ciclón de vientos incontrolados, tu amor llegó en un tarde de verano, en esas tardes tediosas que cambiaron desde que te conocí. Tuve que soportar que te enamorases de otra persona, pero yo estaba seguro que con el tiempo te darías cuenta de los sentimientos que se apoderaban de mí.
Así fue, tras un primer verano, no quiso saber más de ti. Yo que fui tu pañuelo de lágrimas, me lance y te dije cuanto te quería, tu no contestaste, pero no hizo falta, nos fundimos en un beso.

Tu cuerpo mojado al salir de la piscina, tú forma de clavarme tus ojos negros y dejarme hipnotizado, son cosas que ya nunca olvidare por mucho tiempo que pase, por muchos veranos que acontezcan y traigan más emociones.

Recuerdo aquel momento en el que, tras enfriar mi piel con una ducha tras el  rigor de cada tarde junto a ti, salía de casa con el frescor de la noche para esperarte impaciente en aquel banco testigo de nuestra ilusión al vernos. Mi corazón latía desesperadamente mientras esperaba tu aparición en aquella plazoleta de entonces, aquella plazoleta en la que en cada metro cuadrado, había un recuerdo tuyo.  Cuando venías, mi corazón dejaba de latir, era ese momento de suspense en el que creía morirme si tardabas más de la cuenta en abalanzarte sobre mi y darme un beso, ese beso fresco, especial y cuyo sabor nunca tendrá igual parecido, por muchos besos más que hayan venido después, por muchas mujeres que me hayan jurado amor.

Allí, sentados en nuestro banco, respirando tu olor, alimentándome de el frescor de tu cabello, mi alma se llenaba de ti sin necesidad de llegar al plano sexual, pues aquello, era el punto de inflexión en la rutina de mi vida, cada verano era la época en la que mi piel se abría y te esperaba.
De forma sutil, me acariciabas y me hablabas al oído. Aun hoy, mucho tiempo después, parece que tu dulce voz resuena en mi cabeza erizándome la piel, por muchas que me hayan hablado, por muchas veces que me hayan acariciado.
Dicen que el primer amor es especial pero no es verdad, porque especial fuiste tú, la niña mujer que cuando llegaba a mí pueblo, me hacía perder la razón por la única razón de estar contigo. Cuando te marchabas, después de una larga despedida en la que yo me tragaba las lágrimas por no hacerte sentir mal, me iba con un nudo en la garganta que me impedía respirar, vagaba por cada calle por la que juntos habíamos pasado, buscando tu perfume, empapándome de algún matiz que me ayudara a llegar al próximo verano. Después de deambular por las calles, nuestras calles, me iba a casa, me encerraba en mi habitación y te pensaba, te imaginaba en el coche de tu familia maldiciendo cada kilometro que te separaba de mi. Cuando entraba la noche, salía de casa ante el silencio de mis padres, silencio de respeto a un alma destrozada por los avatares de los adolescentes que se juran amor eterno a pesar de la distancia. Volvía a la plazoleta, nuestra plazoleta, rompía a llorar en el silencio de aquella noche diferente, noche en la que nuestro banco me parecía demasiado grande para mí solo. La hojas de los árboles se movían de forma incesante como queriendo hacer gracias y aliviar mi pena, el viento fresco de una noche de finales de agosto, refrescaba mi cara y trataba de secar mis lágrimas, porque todo lo que había en esa plazoleta también estaba triste en esa noche al verme allí solo, sin que tú estuvieras a mi lado.
Esa noche, como cada última noche de cada verano, me daban las claras del día allí sentado. Algunos al pasar por aquella plaza me miraban extrañados, como si estuviera loco, pero me daba igual porque en realidad era verdad, estaba loco por tí, loco por no poder volver a oler tu cuello y no poder sentir tus labios dibujando mi cara, sin más sexo que el roce de tu piel con la mía, sin intención de revolcar más que nuestros corazones por la emoción de pequeños momentos inolvidables.

Luego, regresaba a casa y comprobaba que esa noche, mi madre no me había dejado nada de cena, estaba claro que ella sabía mejor que nadie que mi estómago estaba cerrado, que solo me alimentaba al cerrar los ojos y verte en mi mente.
Así cada final de verano durante muchos. Nunca pude acostumbrarme a que te fueras, a que tuvieras que partir a aquella gran ciudad, con sus luces y sus mil opciones que podían hacer que te olvidaras de mí.
Después de muchos episodios parecidos en cada final de agosto, hubo un verano en que ya no llegaste. Era la premonición que dejaba entrever el cese de cartas que iban y venían durante el año. Tus letras se callaron y se borraron, las mías quizás eran almacenadas en algún cajón sin ni siquiera ser abiertas, pero me daba igual, yo seguía esperando.
Sabía que si tú habías vivido lo mismo que yo, por mucho destino que se ponga en medio, por muchos nuevos besos que hubieras encontrado en la gran ciudad, algún rincón de tu corazón te diría en determinados momentos que yo estaba allí, en aquella plaza, inamovible, esperándote solo para darte un beso y sentir tu voz.
Los teléfonos nunca más nos acercaron, nunca más volví a oírte y  en contra de lo que podía imaginar no me encontraba triste, solo pensaba que, si habías conseguido más felicidad con alguien que conmigo, yo solo podía alegrarme porque fueras dichosa, aunque tu alegría fuera mi llanto interno, aunque tus nuevas emociones fueran mi olvido.

La vida continúa, siempre lo hace, no hay amor que detenga el ciclo vital aunque haya besos que cuando los das te hagan pensar que se ha detenido el tiempo.
Yo nunca más pensé que volvería a verte, aunque en mi mente te retrataba a cada instante. Un amor de verano más, pensaba a medida que pasaban los años, aunque sabía que aquella huella siempre estaría conmigo durante toda mi vida, por muchos amores que acontecieran, por muchos nuevos besos que me dieran.

Yo siempre creí que las cosas terminan llegando a su destino, que puedes gritarle a una paloma lo que quieres y ella llevará tu petición. Nunca perdía la esperanza, por eso cada tarde, lanzaba una botella al agua del tinto, una botella con una leyenda.
¨Por muchos veranos que pasen, por mucha gente que pase por tu vida y la mía, nunca te olvidaré.¨

PD: Esta historia es absolutamente ficticia y cualquier parecido con la realidad es pura adolescencia. 

ACCIÓN SOLIDARIA. JUEGOTERAPIA

Amigos, hoy me ha llegado esto y me ha parecido muy interesante, así que no me lo he pensado dos veces y lo he colgado aquí para que pueda servir también de ayuda.




Me gustaría presentaros brevemente un proyecto fascinante La Fundación "Juegaterapia.org". Su objeto es recoger todo tipo de consolas usadas, mandos y juegos para niños enfermos de cáncer y distribuirlas en hospitales con zona de oncología infantil. La idea es hacer más llevaderas las sesiones de quimioterapia en los hospitales y arrancar así alguna sonrisa. 

Su lema "la quimio jugando se pasa volando".
 

Las consolas se entregan con una pegatina con los datos del donante, para que el niño al que les llega o un familiar suyo pueda agradecerlo con una llamada, un mensaje... Las consolas se entregan a niños ingresados, aunque se ceden al centro hospitalario, de forma que cuando el paciente es dado de alta los dispositivos se quedan en las habitaciones para que sean utilizados por otros niños.
 
Se hacen muy largas las horas en los hospitales y más a estos niños que deben estar en sus habitaciones aislados. Pasar sus largas sesiones distraídos y olvidándose a ratos del dolor es muy importante para ellos.
 
Su sede está en Madrid, C/Sagasta nº 8 donde podéis enviar todas vuestras consolas y juegos. También cuentan con la colaboración de 20 Asociaciones Federadas de la Federación Española de Padres de Niños con Cancer (FEPNC) con sedes en muchas provincias españolas.
 
Os animo a visitarles y seguirles día a día en facebook/juegaterapia.org donde ya cuentan con más de 10.000 seguidores y podéis ver las fotos con las entregas en los hospitales, el listado de Asociaciones colaboradoras y los cientos de mensajes y felicitaciones que reciben por la labor desarrollada. O en su pag web www.juegaterapia.com, o en su correo electrónicoinfo@juegaterapia.org.
 
Adjunto un dossier en el que veréis explicado en detalle qué es JUEGATERAPIA, cómo surgió y cómo funciona. Se lee en dos minutos y es muy gráfico.
 
Casi todos tenemos en casa juegos con los que los niños ya no juegan, consolas guardadas en cajones y casi olvidadas pero que pueden ser de muchísima utilidad todavía. Preguntarles por favor a vuestros hijos si quieren donarlas a estos niños. Los pequeños y los jóvenes suelen ser los más solidarios y si ya no los usan los dan con entusiasmo.
 
Os agradecería muchísimo que reenviárais este escrito a vuestros contactos, que lo comentarais a amigos o en vuestras empresas y despachos profesionales. La ayuda puede estar en cualquier parte y es siempre bienvenida.

viernes, 24 de junio de 2011

FOTOS HDR

Otra de mis grandes pasiones es la fotografía, ese mundo tan mágico y que hace que a través de las imágenes perduren los recuerdos por siempre y para siempre. Yo que también trabajo el tema del vídeo, solo puedo decir una cosa que es un argumento arrebatador en favor de la fotografía. Un vídeo tienes que sentarte a verlo y necesitas poner muchos sentidos, además del tema de la preparación, sentarse ante una pantalla, etc.
La fotografía en cambio es muy diferente. Siempre está ahí, es fácil de ver en cualquier momento o lugar.
Hoy quiero compartir con vosotros parte de un trabajo que me ha llevado dos años hacer entre tomar las fotos y darles el resultado final que vais a ver. Son fotos en filtro HDR. Este tipo de fotografía se consigue gracias a la superposición de imágenes y ofrece unos resultados espectaculares. Cada foto en HDR se convierte en un deleite para la vista, se agudizan los colores, los matices, hasta tal punto que parece que cada imagen tiene unos relieves que se salen de la propia foto.
Os dejo con una pequeña parte de este trabajo del que os hablo y ya me contaréis.

















EL VIEJO MALACATE


Ver su esbelta figura siempre fue para mí  un ejemplo de nobleza y seguridad.
Nunca dejé pasar la oportunidad de verle y pasar algún rato con él, porque aunque yo no le haya conocido en su pleno apogeo, no me es difícil entender lo que él significó para todos aquellos que en su interior se despedían de la luz del sol  para regresar después, al cabo de muchas horas, al lugar de partida donde les esperaba la vida.
Ahora está viejo, lo sé, ya casi nadie se fija en esta maravilla que tanto significó para nuestras familias, hoy yace casi inerte, solo se mueve por el efecto de algún gran vendaval que sigue sin poder con él a pesar de que está viejo. Ya solo le quedan los huesos, ese esqueleto fuerte que ni el paso del tiempo ni el olvido han podido hacer caer. Como la bandera de un país, como el sol en verano, siempre está ahí asomado para ser el primero en ver llegar a quien de esta tierra se va o viene.
Si pudiera hablar, seguro que me contaría cosas maravillosas de otros tiempos en los que la alegría y la pena se daban la mano, tiempos de prosperidad y miseria, tiempos donde el trabajo no faltaba aunque  fuera en condiciones deplorables y al amparo del señorito inglés, ese que creyó que aquí, por comer un chusco de pan, se podía violar hasta el aire que respirábamos.
Si yo pudiera hablarle seguro que recordaría a aquellos de mi familia que también le conocieron y se agarraron a sus fuertes estructuras ante el miedo del que pasará.
Está viejo, pero su fortaleza sigue siendo patente, demostrando a todos que ni el paso de los años, los siglos, los temporales o el rigor del calor pueden con él. Es el espíritu de lo que fueron los hombres de esta tierra, hombres que jamás dieron un paso atrás por miedo, hombres fuertes fajados a golpe de pico y pala. No podrán con él, aunque le olviden, aunque le ignoren.
Sin embargo todavía hay quien le valora, quien se acerca y al mirarle piensa en su historia, quien se acerca a hacerle una foto mientras el luce inhiesto y mostrando con orgullo lo que le queda.
A su lado me encuentro bien. Con él se me pasan las horas y las horas mientras a sus pies contemplo el paisaje que me vio nacer, ese entorno lleno de historia que, aunque venida a menos en los últimos años, siempre ha sido y será una página importante en nuestras vidas, la historia de un pueblo y una comarca que esculpió su futuro a golpes de fatigas y sudores y que marcó huella en el rostro de aquellos hombres viejos que dicen que lo de antes si que era trabajar, sin más medios que tus manos y tu corazón.
¡Hay si él pudiera hablarme!, cuantas cosas me contaría de aquellos otros tiempos. No habla, siempre calla, por más que le pregunto calla, pero yo sé que en el fondo, el viejo malacate se alegra de que venga a verle cada tarde.

JAVIER CAMPOS
Publicado en la revista NERVAE 2009

jueves, 23 de junio de 2011

CONFESIÓN DE AMOR ANTES DE LA MUERTE.

Cuentan que estando cerca su hora final, solo le preocupaba una cosa, saber si la mujer que siempre había amado en silencio, sin decírselo a nadie, sentía o había sentido algo por él alguna vez.
Estando en el que en poco tiempo sería su lecho de muerte, llamó a uno de sus mejores amigos que velaba por él en la habitación y le confesó todos sus sentimientos de amor, diciéndole que se fuera a buscar a la mujer de sus anhelos y le dijera lo que sentía.

Su fiel amigo, sin dudarlo un momento y sabiendo que el tiempo apremiaba, salió raudo y veloz para hacerle llegar a la señora en cuestión los sentimientos de su moribundo amigo.  Cuando el emisario llegó a donde vivía aquella mujer que su amigo le había descrito, este se encontró con una tremenda encrucijada, que la mujer que su amigo amaba estaba casada y tenía dos hijos que jugaban con ella en un parque frente  a la casa.

Sin saber qué hacer reflexionó un momento, pesó que no podía irrumpir en la paz de aquella familia y decirle a esa mujer que un hombre, un hombre que no era su marido, la amaba.  Aquello podría suponer un trago de no muy buen gusto, además de innecesario.

Tras aquel tiempo de reflexión, el amigo del moribundo puso rumbo de nuevo a donde estaba su camarada enfermo.
Al llegar, su enamorado amigo ya casi estaba espirando, pero con sus últimas fuerzas le preguntó a su emisario si había dado el mensaje a su amada, a lo que este contestó que sí, que la respuesta había sido afirmativa, que ella siempre había estado enamorada de él, pero que al no haber sabido de su amor no pudo esperar más y se casó al cabo del tiempo con otra persona.

El moribundo hombre, hizo un gesto de satisfacción y tras un momento, instó a su amigo a que cambiara el testamento y todas sus pertenencias fueran para aquella mujer.

El amigo quiso convencerle de que aquel gesto no era lo más conveniente, pero poco después su amigo murió, teniendo que cumplir con su última voluntad.

Tras unos meses después del fallecimiento de aquel rico señor, se llamó a la mujer que él siempre había amado y, con mucha sutileza, se le comunicó que un hombre le había dejado una inmensa fortuna, una fortuna que ahora era única y exclusivamente de ella.

Aquella mujer no daba crédito a lo que el notario le contaba, pues siempre había sido una persona que, junto con su familia, había pasado mucha necesidad en la vida.

Cuando supo quien era aquel hombre que le había dejado tan sin par fortuna y riqueza, aquella mujer comenzó a llorar de forma desconsolada, sobre todo cuando le enseñaron una fotografía de aquel hombre. Sus palabras fueron determinantes.

¨Ese hombre siempre fue la persona que más amé en la vida, tanto que, el que ahora es mi actual marido, siempre supo que estuve enamorada de ese señor, pero que nunca fui correspondida porque jamás me insinuó nada. Yo lo hubiera dado todo a cambio de un solo beso suyo, pero al no haber habido oportunidad entregué mi corazón a otro hombre, aunque nunca dejé de amarle en silencio.¨

Ante aquellas palabras, el amigo de quien había muerto lloró también porque supo que el destino es más fuerte que nada ni nadie y que su piadosa mentira fue un acierto al fin y al cabo. 

miércoles, 22 de junio de 2011

LA VIDA ES ALGO MÁS

Cuando más se me derrite el cerebro por el fuerte calor, más pienso en lo que somo los seres humanos.
Siempre he dicho que el hombre nunca está contento con lo que le va tocando. Si hace calor porque hace calor, si frío porque no se puede parar en la calle, si llueve por las incomodidades y si no llueve porque hace falta que llueva.
Así somos, seres que vivimos en una constante indecisión que  provoca que al fin y a la postre nuestra vida sea una vida que no nos gusta.
¿Y que significa todo esto?, pensaran Ustedes. Pues significa ni más ni menos que la realidad de las personas es que siempre nos quejamos por algo, nunca somos capaces de encontrar la plena felicidad y aunque tengamos motivos para ser felices, es cierto que siempre nos preocupamos por cosas que deberíamos tener más que superadas.
Miren: Un día vas a un médico y éste te dice que algo no va bien. En ese momento te crees morir, sientes que todo se acaba y es entonces cuando empiezas a pensar que, habiendo situaciones que verdaderamente son preocupantes, nos hemos pasado la vida en continuo amargor innecesario.
Cuando te pasas la vida trabajando y viviendo para tus obligaciones no tenemos tiempo de disfrutar lo que tenemos, sin embargo, cuando no tenemos trabajo no podemos disfrutar porque no tenemos nada. Es una pescadilla que se muerde la cola.
Por trabajo obviamos cosas tan importantes como; Jugar una tarde con los niños, dedicarnos un fin de semana a hacer el cabra y mirar solo por nuestro disfrute, olvidarnos de todo lo que nos preocupa y dar rienda suelta a la imaginación. Hay pequeñas cosas que no hacemos y que son la pura renovación de los circuitos que necesitamos para tirar adelante. No se trata de extravagancias, se trata de pequeñas cosas como zamparse una tortilla de patatas bajo una sombrilla en la playa en buena compañía, escaparse a ese lugar al que hace años que no vas, no rechazar la invitación de quien te invita a recordar viejos tiempos, en fin.
Cuando la vida te da un vuelco de repente es cuando te das cuenta de que el día no puede tener 27 horas y que en la escala de valores el trabajo no puede estar por encima de ese beso ¨mañanero¨ que das a la persona querida antes de irte.
Debemos reflexionar. La vida, que no deja de ser un tahúr que  no siempre te reparte las mejores cartas, es algo más que una continua carrera por la supervivencia. No por poder comprar lo mejor se vive mejor, no por tener más recursos eres más feliz, no por participar en una jungla estridente que cada día saca lo peor de nosotros somos mejores que otras personas.
¡Lástima que nos demos cuenta de estas cosas cuando hemos malgastado parte de nuestra vida en vivir sin vivir!

lunes, 20 de junio de 2011

RECORDANDO

 RECUERDOS DE OTROS TIEMPOS

Cada día para  el minero era lo mismo, ese ritual especial de quien prepara el talego con aquello que va a necesitar para subsistir en una dura jornada laboral.
 En el turno de mañana, tocaba levantarse en la oscuridad de la noche y cruzar las desiertas calles de un pueblo que a esas horas descansa  para llegar a la estación, lugar en el que espera la camioneta que le llevará, a él y a sus compañeros, a ese agujero del que dependen sus vidas.
Siempre toca levantarse aun más temprano,  no se puede dejar pasar la oportunidad de degustar, con la aurora como testigo, el primer café en el bar de Jeromo, con ese molinillo que empieza a trabajar más temprano que nadie y que  facilita la adaptación a los muchos ruidos que los trabajadores se encontrarán. Algunos de los aguerridos hombres de minas, en lugar de café saborean y se regocijan con el impacto de una copa de aguardiente que les despierta el alma. Nadie pone en entredicho a nadie por beber alcohol antes de la jornada, todos saben lo que significa un trago que te disfrace el frío de la mañana y la crudeza de la minería.
En el turno de tarde, toca almorzar antes de lo previsto para no ir a tragar polvo con la comida aun en la boca, toca después bajar la calle del pilar al ritmo que va marcando un palillo mondadientes en la boca, toca silbar para ahuyentar los malos presagios y espantar los temores de que pueda ésta ser la última tarde, porque el riesgo siempre está presente.
Los hombres de mina, aquellos que labran con sus manos y sus herramientas el paisaje de años venideros, siempre se despiden de sus familias de forma efusiva, porque aunque nadie quiera hablar de ello, cada día puede ser el último, sensación que se mitiga cuando se sale del agujero y se respira  el aire que oxigena  lo inmundo, ese momento que para ellos es la gloria de saber que vuelven a casa.
En el turno de noche, el gran coloso minero suena de una manera especial, con sones que a lo lejos se convierten en ruidos que yacen con son eterno, ese murmullo que las familias notan desde sus casas, ruido que sabe a comunicación entre los que duermen intranquilos porque un ser querido está bajo tierra y los que están ganándose el pan mientras se juegan el pellejo.
Así es la mina, la forma de vivir de la tierra sin cosecharla, arrancando sus entrañas para convertir sus tripas en progreso y bienestar para todos. Los mil colores que del entorno minero se evocan, son como etiquetas que indican los grandes manjares industriales, la savia de una tierra que nació para que sus hombres se entierren en vida llevando dignidad a sus casas. Esos son los hombres que cuándo salen de las gargantas de la mina, son prácticamente irreconocibles por el efecto, como decía el poeta, del hollín y el lodo. Todos, al salir de sus trabajos mineros, son como decenas de hijos nacidos de una misma madre que les ha llevado en su vientre y les ha impregnado de su interior.
El minero quiere a su mina de la misma manera que el árbol quiere el agua que le hace brotar desde la semilla, pero nadie olvida que el amor juega a veces malas pasadas, amores crueles que terminan en crueles desenlaces. Todo aquel que es de estos lares, sabe que cuando el ruido de la mina cesa malos presagios se avecinan. Es el silencio del llanto que de forma desgarradora evoca a quien sale del agujero con los pies por delante, para meterse en otro agujero del que ya no saldrá jamás. Es la ironía de quien trabaja en la tierra y sabe que a la tierra puede ir para siempre antes de que llegue su hora.
Cuando eso ocurre, cuando la mina se enfada y se ceba con el minero, es cuando una comarca se viste de luto y llora por aquel que mezcló su roja sangre con el rojo del cobre. Todos se lamentan de su mala suerte, todos sienten en su pecho un aire de dramatismo que parte los corazones al pensar que José Flores ya no está, pero que mañana cualquiera puede ser el próximo en reunirse con él.
En el tumulto silencioso que agita la muerte, un minero expira exhausto y deja mujer y niños, niños que ya nunca más aguardarán a su padre para comerse el trocito de queso que  les dejó a la vuelta en el talego.
La mina tiene varios turnos: Mañana, tarde, noche y eternidad.

Javier Campos: Publicado en la revista Nervae 2009 

EN CAMA EXTRAÑA

Ya todo pasó pero quedan las heridas y las huellas imborrables del dolor sufrido.
Ya todo terminó pero queda la pena de haber perdido todo aquello por lo que luchó hasta el último minuto.
Ya nada será igual pero los cambios no son siempre positivos, son también dramáticos. No es fácil romper con una estructura de vida y encontrarse en tierra de nadie, a merced de lo que puedan hacer por ti, si es que alguien hace algo.
Ella aun recuerda las palizas, los insultos y las mil y una veces que juró matarla pero también recuerda que tenía un hogar del que tuvo que salir corriendo sabiendo que quizás ya nunca podrá volver. Ella recuerda que sus hijos tenían un lecho en el que dormir cada noche y ahora lo hacen en cama extraña, en cama que comparten con más niños que han vivido su misma suerte.
Ella recuerda muchas noches de insomnio por temor a que cuando el llegara le hiciera un daño irreparable, se hubiera abandonado a su suerte y se habría dejado matar, pero teniendo hijos, lo único que puedes hacer es capear el temporal y que ellos sufran lo menos posible. Ahora ella sigue sin poder dormir, pensando en que ocurrirá mañana, de que van a vivir, cómo saldrán adelante en un mundo en el que nadie tiene la más mínima comprensión con nadie. Piensa que si mañana el vuelve, igual agacha la cabeza y vuelve al lugar del que sabe que algún día saldrá con los pies por delante.
Cada media hora se levanta de la cama de aquella casa de acogida que es tan dura y que para ella es tan extraña que acentúa mucho más sus mil dolores, busca la habitación en la que están sus hijos, les ve dormir y piensa si habrá hecho bien en escapar o si debería volver y sacrificarse por ellos. En medio de la aparente tranquilidad de la noche se cruza con otra mujer con el alma señalada. ¡No soy la única! Piensa cuando la mira, ¨Has hecho bien, ya verás que todo se arregla¨, le dice aquella señora que parece conocer también lo que se siente en una noche como esta. Entablan conversación y las palabras de aquella residente van siendo como un bálsamo para la recién llegada.
A medida que hablan los ojos de la nueva se iluminan porque por primera vez piensa que hay otro mundo mejor, que no está sola, que aquellas que vivieron un calvario semejante le tenderán una mano. Por fin logra dormir un poco después de tanta tensión. Sus ojos abultados por los golpes se van cerrando y su mente va recreando un mundo mejor para ella y para sus hijos, hasta que finalmente se abandona en los brazos de Morfeo porque sabe que esta noche no habrá de dormir con un ojo abierto, esta noche ella y sus hijos están a salvo de un malnacido que, cual criminal sin escrúpulos,  les ha robado la felicidad a golpes. Cuando por fin duerme, la otra mujer, la que se cruzó en el pasillo y le contó su experiencia la arropa y le dice…¨tranquila, mañana saldrá el sol de nuevo y juntas saldremos de la cueva del miedo.¨

Javier Campos

sábado, 18 de junio de 2011

ALGUNOS AMIGOS


 Amigos de la Peña Madridista ¨La Garza Blanca¨

                                             Foto con el Señor Joan Laporta.

                                            Foto con Elsa Rios.

                                                      Foto con José Carlos.

                                           Foto con Juan Cobos Wilkins.

                                            Foto con Benito Rubiñán.

                                           Foto con Manolo Jiménez.

                                           Foto con Manolo Zambrano.

                                           Foto con Francisco Chaparro.

                                           Foto con el ¨Yuyu¨ y Antonio Bustos.

                                           Foto con Manu Sánchez.

                                           Foto con Antonio Orozco y Arcángel.

                                           Foto con Javier Perianes.

Foto con Rocio Cortés. 

RECORDANDO...


 ¨Retratando al pintor¨.

Antonio León Ruiz, pura  filosofía de vida. Arte, duende y personalidad para regalar.




¨En la vida hay que tener sello, aunque sea de correo.¨ Esa mítica frase, esbozada en muchas ocasiones por Camarón de la Isla, uno de los grandes genios que derramaba duende e impronta a borbotones, es una frase que sirve para identificar a muchas personas capaces de, en tan solo unos minutos, transmitirte que tienen algo especial, un don natural que les convierte en hacedores de sueños sin sembrar más cátedra que la de sus propias vivencias, gente con la que descubres que la vida tiene un sentido y un color especial. Por eso, una vez más, he tenido que dejar claro que, para escribir de Antonio León Ruiz, quizás yo no sea el más adecuado, por ello quiero hacerlo de forma diferente, no quiero hacer un currículum de Antonio, quiero plasmar en este papel lo que siento cada vez que he hablado con él, lo que me desprende su persona, la forma en que yo le veo.
Nació en Nerva un 23 de septiembre de 1949, por lo que se deduce que alguna estrechez habrá pasado Antonio en aquellos tiempos difíciles, algo que le habrá servido también como experiencia imborrable que se aparca pero no se olvida.  
En el tiempo vivido por Antonio, sus ojos han ido contemplando cómo ha sido la transformación de nuestro entorno, por lo que sin duda, muchos de sus cuadros son como una mirada retrospectiva de los rincones y personas de entonces.
Antonio es de esos tipos que merece la pena conocer, porque con él te puedes empapar de una filosofía enriquecedora y auténtica, de esas que curten de sensibilidad cada poro de la piel.
Cuando ves pintar a Antonio, te das cuenta de que el mundo se detiene, que podrían decirte en ese momento que el edificio se está cayendo y no hacer ni el más mínimo aspaviento por no perderte lo que hace. Cada trazo es un puñado de experiencia y seguridad que se implanta en el lienzo con la certeza de lo categórico, cada cuadro es una criatura que sale de sus manos, esas manos capaces de entender y realizar lo que siente su corazón y su mente. Cada explicación de Antonio, cada palabra, es un versículo grabado con letras de oro en la biblia de la autenticidad. Así es este hombre, una persona que hasta camina a golpes de sentimientos, alguien para quien, hasta lo más insignificante, puede ser motivo de poesía pictórica o escultura de colores que se esculpe a golpe de corazón con la imborrable huella de la eternidad.
A veces, cuando uno está un poco cabizbajo y pierde el norte de las cosas o se deja embargar por la rutina, debería hacer un gran ejercicio que supondría un importante acicate en su vida, tomarse un café con Antonio, mientras Antonio se toma un ¨cacharro¨ de los suyos. De esa forma, vería como después de algunos minutos, todo luciría de distinta manera, comprendería que la vida es algo bello, un privilegio que se nos da y que, a veces, demasiadas quizás, nos preocupamos más de malvivir que de vivir.
A este singular artista de Nerva, que lo es, nunca le han gustado las alabanzas. Creo que  un gran ejemplo de su forma de ser y de su humildad, se refleja en su reacción cuando alguien le llama pintor. ¨Pintor es mucho, esa palabra significa muchas cosas, yo soy alguien que le gusta esto, pero no me considero pintor¨, así se expresa Antonio cuando quiere darte a entender que, por muchos años que se lleve en esto, siempre se aprende algo nuevo en este terreno pues,  como en todas las artes, nunca se deja de descubrir cosas.
El es maestro de profesión y desde luego, a mi modo de ver, no podía haberle dado la vida otra mejor ocupación,  porque todos esos sentimientos y entendimientos que Antonio lleva dentro, debe ser algo de lo que se empapen los más pequeños.
A veces he visto a niños revueltos formando tumulto, cosa normal en los niños, pero cuando llega Antonio,  hace que su voz sea un bálsamo y les deja cautivados con cualquier cosa que les diga, sin necesidad de gritos, ni reprimendas ni nada por el estilo.
Nuestro protagonista también ha tenido la capacidad o la suerte de poder unir la enseñanza con su vena artística, siendo profesor en la escuela de pintura desde que esta empezó a andar. Ese es su otro mundo, la escuela de pintura, el rinconcito en el que derrama su forma de ver el arte para que sirva como primer boceto a quienes se acercan allí buscando en la pintura esa válvula de escape y la rienda suelta de la imaginación que nunca coarta a nadie.
El sabe lo que ha de darle a cada alumno que se acerca a la escuela de pintura. Con solo un trazo, Antonio ya sabe las posibilidades de cada uno y como hacer que se sienta a gusto, evolucione y no se desencante. Más de un alumno, ha quedado ensimismado cuando después de tener un cuadro casi terminado, ha llegado Antonio y con dos sutiles toques, la obra ha cobrado un brillo especial y un movimiento inimaginable.
Antonio ha tenido dentro de su faceta como pintor una cualidad especial para el retrato.
El sabe marcar con sus trazos la personalidad de quien está pintando, pero sobre todo, cada obra de Antonio es un espacio o ventana abierta en la que se puede apreciar el movimiento infinito, la profundidad, el equitativo reparto de los colores y los pequeños matices que dan grandiosidad a los retratos, marinas, paisajes, escenas rurales y demás.
Cuando veo pintar a Antonio, ¡Me muero!, porque me parece algo sobrenatural comprobar cómo, con un simple toque en lo imperceptible, todo tiene un sentido distinto.
Ha pintado a lo largo de su vida cientos de cuadros. Ha sido protagonista de innumerables exposiciones en  Nerva, así como en lugares emblemáticos de la provincia de Sevilla y Huelva.
Cualquiera que se precie de amar la cultura y la pintura, seguro que tiene algún lienzo de Antonio León en casa, porque además de los otros grandes nombres de artistas locales, entre los que se encuentra también su hermano Mario y su hija Elena, el ha sido siempre y será, el pintor más popular, él que llega a todos.
Durante mucho tiempo y como producto de la valentía de Antonio, hombre sin conservantes ni colorantes, pudimos disfrutar en la televisión municipal de cómo él, era capaz de hacer en un rato algo maravilloso. Aquello ha sido de los momentos más vistos en la televisión local, pero quiero que todo el mundo sepa que para este que escribe, supuso una de las más gratificantes experiencias de mi vida, era el mejor método para relajarme y olvidarme de los duros avatares que tiene la vida.
Así veo yo a este artista y amante de las artes en todas sus vertientes, el hombre que para pintar se empapa de el desgarro de Camarón, la guitarra de Paco de Lucía o la voz de ¨El Lebrijano¨, un ejemplo más de la categoría de un hombre con una sensibilidad y una personalidad incombustibles.
Antonio León Ruiz, el pintor de todos.

Javier Campos: Revista Nervae 2008 

viernes, 17 de junio de 2011

AL SANTO ANTONIO

Este fin de semana, viviremos con fervor  la festividad de San Antonio, el santo al que, según cuentan, se le pide novio.
Pues bien; Yo quiero hoy pedir, no novio, pero si le quiero pedir al santo que para esta comarca nos traiga algunos amores que hagan que todos podamos vivir más felices y tener un futuro más próspero en estas tierras de la Cueca Minera.

El primer novio que quiero pedir para esta tierra nuestra es: TRABAJO.
 Si, TRABAJO es un señor que a cada casa que llega siempre proporciona las mejores cosas para que una persona se sienta realizada y con felicidad interior, tal y como ocurre con el mejor de los amantes.

Otro novio que le pido a San Antonio para mi Nerva y la Cuenca Minera es: FUTURO.
 La verdad es que el señor FUTURO casi que es familia del señor TRABAJO, pero bueno, por pedir que no quede. Este novio proporcionaría a Nerva la gran noticia de que la gente que tan preparada está en nuestro pueblo no tendría que largarse fuera a buscar otros amores con los que poder hacer su vida, quedarían siempre enamoradas de las oportunidades que aquí tendríamos.

Y para terminar, me gustaría pedir también para nuestra comarca lo siguiente: CORDURA
La CORDURA suena a algo femenino, y la verdad es que no sé si a San Antonio de Padua se le puede pedir novias igual que novios, pero insisto, por pedir que no quede. Esta novia, LA CORDURA, debe de enamorar a nuestros políticos, conquistar sus corazones y hacer que entre todos se tenga siempre una buena armonía que repercuta fundamentalmente en la consecución de cosas buenas para todos nosotros.
Vivir en un ambiente donde el amor prevalece siempre es un buen ambiente, por eso pido que esa CORDURA  impregne a los que tienen que regir nuestros designios para que de esa forma reine el entendimiento que ahora, más que nunca, necesitamos los nerveses y los habitantes de nuestros pueblos vecinos.

Espero que estas peticiones no caigan en saco roto. ¡FELIZ SAN ANTONIO A TODOS!

jueves, 16 de junio de 2011

ENTRE SUS FLORES

Ella nunca se miró a un espejo, jamás se le pasaba por la cabeza hacerse ningún tipo de arreglo en el pelo, comprarse algo de ropa, darse un capricho por pequeño que fuera.
Si la mirabas a los ojos podías percibir en su mirada la fotografía del hastío, la pena, la indiferencia. Era valiente y fuerte pero su valentía solo la uso para defender sus flores, esas flores que siempre cuidaba en su patio y con las que se sentía tranquila entre ellas. Su fuerza la empleó solo para aguantar mil injusticias, para tragarse con estoicismo mil razones por las que huir y dejarlo todo.
Ella siempre estaba presta a hacer la voluntad de su señor, su vida se había convertido en una tragedia que a nadie contaba pero que era un secreto a voces. Todos sabían de su desesperación pero quienes conocían su encrucijada de cada día nunca hacían nada, bueno si, algún vecino subía la voz de su televisor para no oír los gritos de ella cuando su marido literalmente la machacaba. ¨Es cosa de ellos¨, decían los indolentes que cobardemente callaban ante aquel atropello de dignidad y algo más.
Pero a ella nada le importaba, nunca se quejaba, siempre estaba rodeada de sus flores, sus amigas a las que contaba todas sus desdichas, su maldita mala suerte.
Estaba acostumbrada a vivir a así, pensaba que su vida era la que le había tocado vivir y no podía hacer nada para cambiarla, por eso solo tenía esa manera de vaciarse y encontrar algo de paz, sus flores, siempre rodeada entre sus flores.
Cuando llegaba su hostigador, rápidamente entraba en la casa y cerraba la puerta de su patio para que el no pudiera llegar a arremeter contra su preciado tesoro. Es curioso, pero cuentan que solo una vez le plantó cara, fue cuando quiso acabar con sus plantas, ella se armó de valor y le dijo que a las flores no las tocaría.
Aquella vez salvó su pequeño paraiso pero no su dolor. La emprendió a golpes con ella de manera incesante, cada puñetazo era una muesca más en el revólver de su asesino, cada patada una superación, una galón más que se ponía el macho viril para honrar la memoria de quien le enseño que el hombre lleva los pantalones.
Tras la paliza no llamó a nadie, ni siquiera hizo por limpiar la sangre que corría a borbotones manchando su vestido, su único vestido, ese de andar por casa. Se fue arrastrando desde el pasillo al baño, allí vomito repetidas veces por la paliza propinada y por el asco que guardaba. A los 20 minutos ya estaba otra vez en pie para hacer las tareas de su casa, para continuar con su rutina sin lamentarse una vez más de su mala suerte. Con el corazón hecho trizas y el alma desgarrada se fue a cuidar sus flores. El viento las agitaba y parecía como si quisieran abrazarla, consolarla. Volvía a encontrar tranquilidad una vez más entre las flores, rodeada de sus flores.
¨Algún día la matarᨠdecían algunos de los que oyeron la última paliza pero nadie hacía nada, nunca nadie hace nada.
Llegó el día, un golpe con más violencia, una superación más del macho dominante lo hizo posible, la mató, acabó con ella. Su corazón dejó de latir para siempre aunque siempre estuvo muerta en vida. Ella ya no existe, el se pudre en una cárcel pero demasiado tarde, la justicia siempre llega tarde.
Cuando pasen los años el saldrá y volverá a ser libre, ella seguirá en el cementerio rodeada de flores, de flores que ya no son las suyas.

Javier Campos

RECORDANDO...

ANTONIO ¨CALAMINA¨, SENSACIONES PARIDAS DE ENTRE SUS MANOS

Muchas son las expresiones del arte. Cada modalidad, cada disciplina en la que un artista derrama sus cualidades y sentimientos, aderezados con la sensibilidad y la pasión de lo que se hace, son motivos  que en los ojos de los demás se convierten en inyecciones de vida y rotura de la monotonía.
A mi juicio, el arte no puede entenderse sin algunos factores que le hacen especial. Uno de esos condicionantes es la impronta, la capacidad de concretar algo que queda plasmado en lo sobrecogedor  y que ha surgido sobre la marcha, sin ceñirse a nada premeditado,  como producto de la confianza en uno mismo al dejarse llevar por lo que te pide tu mente, tu cuerpo, tu estado  anímico. Otro de esos factores que hacen del arte una ciencia es lo contrario, el engendrar algo teniendo la capacidad de plasmarlo tal y como se ha pensado, obteniendo un resultado de fidelidad que siempre satisface.

Antonio Moreno Rodríguez, ¨Calamina¨, es la demostración de que la vida tiene un sentido y que todo puede ser moldeable. Antonio nace el 14 de julio de 1947, desde pequeño dejó claro que su visión de las cosas era diferente, sus muchas conjeturas con algo tan relacionado con la infancia, ¨el barro pipote¨, ya era un claro síntoma que hacía prever que las manos de Antonio tenían un don especial, la capacidad de dar vida a lo inerte con solo tocarlo.

Antonio fue un niño normal, muy de sus cosas, de su familia, de sus amigos, capaz de emocionarse fácilmente y de hacerte emocionar con facilidad.  Con él puedes darte cuenta que, por brusco, tosco, burdo y oscuro que sea algo, puede convertirse en el más categórico símbolo de  belleza, como cual patito feo y amorfo que se hace el más bello y apuesto cisne.
Las obras de Antonio son como pequeños hijos que nacen de entre sus manos, unas manos rudas y acostumbradas al trabajo, pero que también se modelan en sensibilidad que se derrama a borbotones para engendrar la simbiosis perfecta entre autor y materia.
Este singular hombre, el que más obras sobre motivos de mina tiene en España, ha sido minero, por lo que nadie mejor que él para saber cómo reflejar los gestos de fatiga de aquellos que empeñaban su vida en conquistar las riquezas de esta tierra. Es también un hombre apoyado en la religión, faceta esta que le ha servido también para que sus muchas figuras de imaginería tengan una expresividad única, consiguiendo en ellas esos rasgos que solo puede conseguir quien se emociona y siente de verdad. Nadie mejor que él para plasmar un legado de materiales perdurables con el que dejar patencia de nuestro entorno, nuestra historia, las muchas muescas de una tierra a la que se le ha sacado los años de bonanza de tiempos pasados.

Después de años trabajando en la minería, paso al departamento de dibujo del coloso minero, situación que le posibilitó poder dar rienda suelta a todo aquello que su cabeza era capaz de procesar, eso hizo que Calamina tuviera la posibilidad de desarrollar un trabajo más acorde con lo que de su corazón latía.

Calamina tiene su mundo particular, ese en el que se refugia para dar rienda suelta a todo lo que palpita de su mente y exterioriza con sus manos. En su garaje, su fábrica de sueños,  podemos encontrar la panacea de lo cautivador, ese lugar que te hace ir a otro mundo en el que las siluetas y las formas, los semblantes y el movimiento de sus figuras, son como categóricas afirmaciones de lo posible dentro de lo imposible. A ritmo de sones flamencos, su otra gran pasión, Antonio hace posible el milagro de la conversión de un algo en un todo solo con quererlo conseguir, con tocarlo y esculpir a golpes de sentimientos y corazón lo que su personalidad arrolladora concibe. Sus creaciones son asombro de quienes piensan que las cosas son lo que son, que no hay nada más allá de lo normal, por eso, ante la oportunidad de contemplar alguna obra de este singular escultor, modelador de sentimientos, o forjador de bocetos que luego toman las dimensiones que existen y las que no, las palabras se evaden de la mente porque no es fácil describir lo que ves,  ya que lo creado por Antonio es como un buen tercio flamenco, tiene emoción, profundidad, complejidad, fuerza, sensibilidad y sobre todo belleza.

Hablar de las obras realizadas por ¨Calamina¨ es caer en el error de que algo se te olvide, pues a sus 62 años, este es uno de los artistas más prolíficos en obras de distinta índole y vertientes muy diferentes como el bajo relieve, bulto redondo, la soldadura y otras formas de hacer que tiene diversos procesos hasta llegar al proceso final, ese final que es resultado de un periodo de gestación en el que el artista no solo pone su trabajo, pone parte de su vida.

 De los proyectos más impresionantes por su dimensión son:  La mina de interior que se puede contemplar en el museo minero de Riotinto, donde se puede vivir hasta la agonía que los mineros sentían bajo tierra;  El monumento ¨Puerta de la Sierra¨ en Campofrío,  de impresionantes dimensiones y representando una escena fiel de la sierra onubense; El grabado de la entrada del Museo Vázquez Díaz, con el material y los colores que han representado el tesoro que está tierra abrió para sus gentes  y otros muchos que son poemas en movimiento que hablan por sí solos allá donde están.

El deslizar de las manos de Antonio, es como la mano del guitarrista que araña las cuerdas sacando un sonido único pero sin la más mínima sensación de dificultad.
Los utensilios que utiliza para sus creaciones, son como la batuta del más diestro director de orquesta, consiguiendo una sinfonía perfecta de armónicos sonidos que convierten la tarde de un garaje en un espectáculo que anuncia que algo grande se está gestando desde el silencio, sin aspavientos, pero vertiendo amor por doquier.

Hay personas que visten como artistas, se mueven como artistas y hablan como tal, pero Antonio es grande por el arte que tiene para pasar camuflado entre los artistas, siendo más artista que el que con más arte se vista. Jamás apabulla a nadie queriéndole hacer comprender lo que ha hecho o queriéndole meter por los ojos aquello a lo que tanto tiempo ha dedicado, entre otras cosas porque no lo necesita, porque solo hace falta ver lo que hay que ver, para darte cuenta de que el arte, su arte, no necesita promoción ni cultas palabras que lo engrandezca, solo hay que mirar para darse cuenta de que lo que contemplas  no necesita de rimbombantes adjetivos, es arte sin aditivo alguno, es el estruendo que forma la verdad al caer por su propio peso.

 Con Antonio y todo lo que de sus manos ha salido, solo hay que respirar, llenarse y empaparse de lo que estás viendo para que, de la forma más natural y llana, te salga de dentro eso de…¨Viva la madre que te pario¨

Como siempre, nunca he sido amigo de hacer un currículum de nadie, siempre me gustó transmitir a todos mi visión personal del artista en sí y sus obras.
Este año, tengo la sensación, más que nunca, que me faltaron palabras y papel para poder llegar a modelar con palabras la figura de este escultor,  soldador, dibujante, pintor, modelador y lo que a él le dé la gana.
Sin más, solo quiero terminar diciendo lo siguiente:
¨No es cierto que para ser un mito haya que morir.¨


Escrito por Javier Campos en LA REVISTA NERVAE 2009