Cuentan que estando un hombre que había muerto cerca de Jesucristo, éste, el recién fallecido, le preguntó por el devenir de los acontecimientos, le preguntó por cuál sería su sitio una vez abandonó la tierra.
Jesucristo, de forma tajante le dijo, ¨Hombre, ya sabes que yo soy magnánimo y trataré de estudiar bien tu situación para no cometer una injusticia, pero la verdad es que me parece que por mucho que quiera indagar en tu vida, solo encuentro cosas malas, acciones que no son muy benefactoras como para entrar en el cielo¨.
El hombre, viendo que su situación no estaba en el mejor dominio para ganarse el beneplácito de Dios, pensó y preguntó lo siguiente:
¨Señor; ¿A qué te refieres cuando dices que no he cometido buenas acciones, si mi vida ha sido de lo más normal?¨
¨Claro¨, dijo el señor, ¨Tu vida ha sido de lo más normal porque desgraciadamente la gente de la tierra ve muy normal ciertas cosas que pasan a diario como las guerras, los asesinatos, niños que pasan necesidad, hombres que maltratan a sus mujeres, gente que mata por dinero, gente que roba al prójimo y lo mata por cuatro pesetas, etc¨.
¨Bueno señor¨, dijo el nuevo fallecido, ¨¿Me vas a culpar a mi de todo eso?, porque, que yo sepa, yo simplemente me dediqué a mi trabajo, a luchar por todo lo mejor para mi familia, a intentar vivir bien pero sin perturbar a nadie, en fin, a vivir, que no es poco con lo que estamos viviendo ahí abajo¨.
¨Ese es el problema¨, volvió a espetar Dios, ¨La gente solo mira por lo suyo o sus familiares cercanos, pero nunca se preocupa de los demás, nunca se para a pensar que con un poco de lo que les sobra podrían remediar muchas cosas, solo han mirado por ellos mismos, como tú, ¿Lo entiendes?¨
¨Pues hombre, dicho así, si, lo entiendo, pero por esa regla nadie debe de ir al cielo, porque el mundo es algo en lo que cada uno va a lo suyo pero en fin, ¿Cuándo nos vamos los dos para el infierno?¨
¨¿Cómo?¨, dijo dios algo enojado y levantando la voz. ¨Tú te vas a ir ahora mismo, pero yo… ¿Cómo puedes decir que yo voy a ir contigo?¨
¨Pues hombre, se lo explico: Dice usted que nadie hemos dado algo de lo que nos sobra por remediar a los demás, pero la verdad, con todos los respetos, es que usted tampoco hace demasiado, porque si a usted le sobra bondad, ¿Por qué me quiere condenar a mí por hacer lo que hace todo el mundo?
Si a usted le sobra poderes, ¿Por qué permite cosas que hacen que mueran millones de gente inocente en huracanes, terremotos y todo tipo de catástrofes o enfermedades?
Si usted tiene la gracia de velar por el hombre, ¿Por qué permite que el hombre se mate entre sí y no hace nada?
Si usted dice que tenemos que ser humildes, ¿Por qué permite que un PAPA diga cosas como que dos que se aman, por ser del mismo sexo no son dignos de usted?
¿Por qué un papa, a pesar de la miseria del mundo, vive en el vaticano con todos los lujos habidos y por haber?¨
Tras decir esto, Dios se quedó pensativo, pero tras un rato, dijo:
¨Mira, para que veas que soy bondadoso, no voy a tener en cuenta todo lo que has proferido de mi y te voy a conceder la gracia de estar en la gloria. Te perdono. ¿Qué te parece?¨, esbozó Dios.
El hombre contestó sin pensarlo dos veces, ¨Me parece que no solo Pilatos fue el que se lavó las manos¨