Los niños que cada año nos visitan en la época estival procedentes del Sahara, son niños que con el paso de los años nos han dejado una huella importante en el corazón a muchos de los nervenses que hemos tenido oportunidad de convivir con ellos, de conocerlos, de saber como son interiormente. Muchas personas hemos podido comprobar que estos niños, llegados de uno de los lugares más inhóspistos de la tierra, son almas bondadosas que a pesar de no tener de casi nada de lo que otros niños de su edad tienen en cualquier parte del mundo, nos dan lecciones de humanidad, madurez y conformidad. Ellos, a pesar de que cuando vienen aquí pueden disfrutar de unas condiciones de vida que jamás encontrarán allá donde viven, siempre tienen la cabeza pensando en la vuelta, donde están los suyos, donde está su familia, con la que quieren convivir a pesar de las muchas calamidades con las que se enfrenten cada día. Ninguno de estos niños, por muchas carencias que tenga, cambiaría el calor del desierto con temperaturas de hasta 50 grados, ni nada de su mísera vida, por todos los lujos posibles viviendo lejos de los suyos. Por eso siempre hay que saber que aunque se les de todo el cariño del mundo, por mucho cariño que les tengamos y que ellos nos tengan, por muchas cosas buenas que se les ofrezca, solo tendrán una respuesta si les preguntamos si quieren quedarse con nosotros en España, y esa respuesta es ¡No! Siempre dirán que no porque estas inocentes almas conocen las inmundicias que les rodean desde que nacieron y es allí donde ellos esperan desarrollar su vida al lado de los suyos, siempre con la esperanza de que, algún día más pronto que tarde, la situación cambie y ellos dejen de ser los desamparados del Afríca, aquellos que un día tuvieron que salir de sus casas y de sus tierras para tener que subsistir sin nada donde nada hay, donde la tierra no es fértil, donde el agua escasea o es un lujo tenerla cerca, donde se duerme y se vive en pequeñas ¨Jaimas¨ con la arena como habitual pavimento. Sí, la gente del Sahara viven en las condiciones más deplorables del planeta, algo que sucede ante la mirada pasiva de toda la comunidad internacional y de gobiernos como el nuestro, el español, el primero que mira a otro lado ante una incómoda situación de la que también es muy culpable.
En algunos lugares se hacen guerras enarbolando la bandera de los derechos humanos, aunque todos sabemos que las armas se movilizan allá donde hay intereses. Lo del Sahara sí que es un atentado contra los derechos de personas inocentes, pero nadie hace nada, aquello es un campo de melones que no interesa a nadie, por eso nadie hace ni hará nunca nada.
La asociación Nerva solidaria realiza un gran trabajo para poder coseguir que algunos de esos niños nos visiten cada verano y estén un par de meses lejos de las penurrias del desierto. Estos niños no solo gozán de una vacaciones en nuestro pais, que no es poco, sino que además se les hace una importante revisión médica para velar por la salud del niño/a. Este programa vacaciones en paz es más que unas vacaciones, es la oprtunidad de que pequeñas criaturas conozcan que en el globo terraqueo hay una manera diferente de vivir, lejos de lo inhóspito, lejos de los rigores de la vida que les ha tocado en suerte...¡Por decir algo!
En el corazón de muchas personas de nuestro pueblo estarán grabados para siempre muchos nombres que, a pesar de lo dífícil de su pronunciación, ya no olvidarán jamás. Las familias que han tratado con estos niños han podido descubrir lo que son capaces de dar estas criaturas. Los niños y niñas que gozaron de una familia de acogida, sea cual sea su destino, sea cual sea el camino que les toque seguir en la vida, siempre tendrán también en el recuerdo las caricias, el desvelo y el amor de muchos nervenses que le dieron todo cuanto tenían, un amor que estarán dispuestos a darles también a los que vengan.
Por un SAHARA libre: Javier Campos Castillo. Con especial recuerdo a Sanaha.
Así es amigo mio, todos miran a otro lado ante la realidad de personas que viven de manera inhumana, que pueden sobrevivir gracias a la ayuda de buenas personas, Nadie hace nada
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