Sentí que me ahogaba, que el aire se hacía denso y difícil de guardar en los pulmones.
Fuera el temporal azotaba con el carácter que se necesita para que impresione en algo tan inmenso como corta atalaya. La nubes se veían paseando a gran velocidad por los bordes de este embudo natural de inimaginables proporciones mientras el agua caía en forma de torrentes incontrolados, como vivaces cataratas que corren por los bancales que forman las costillas de este símbolo gigantesco de lo que fueron los mejores y más grandes momentos de esta tierra, dispuesta siempre a sorprenderte por mucho que ya la hayas visto antes.
Ese es el inmenso espectáculo que puede contemplarse en un día de lluvia desde la boca mina creada para el cine y en la que están encerrados los mineros de hoy, esos que reclaman que este paraíso de bondades de antaño en forma de trabajo y prosperidad siga siendo el sostén de una comarca que se muere con un incierto futuro y un agonizante presente.
Han pasado muchos días desde que estos hombres decidieran echar un pulso a aquellos que ocupan grandes despachos y han de tomar decisiones que nunca llegan, decisiones que hace mucho que se esperan y que no acaban de hacerse realidad.
Las caras han cambiado el semblante de aquellos primeros días de encierro, y aunque no lo dicen a las claras, se nota una importante merma moral que también se refleja en ojeras, rostros más languidecidos y huellas de sufrimiento que no disfraza la oscuridad del lugar.
Esa boca mina en la que hacen vida es un decorado que fue realizado para la película ¨El corazón de la tierra¨, un filme basado en la obra del escritor riotinteño, Juan Cobos Wilkins, el hombre que más ha venerado ese lugar que ahora sirve de hogar y reivindicación de tres hombres que representan el sentir que creíamos aletargado de una comarca que quiere que vuelva a cobrar sentido lo de cuenca minera.
El resultado vomitado por las urnas el pasado 25 de marzo hace que la situación que se vive sea aun más incierta, pues aunque el fin sigue siendo el mismo, que haya un compromiso firme de transmisión de derechos, ahora ni tan siquiera hay a quien dirigir las reivindicaciones o no se sabe de quién esperar una respuesta hasta que no se configure el nuevo gobierno de la Junta de Andalucía, lo que indica que, al menos hasta casi finales de este mes de abril, todo seguirá igual, con unos hombres que se están dejando todo y que van acumulando amargos y eternos días sin respuesta. En ese interior donde pasan los días y las largas noches, puede verse una mesa cargada con multitud de cosas como decenas de periódicos que ayuda a seguir el latido del mundo y comprobar qué se dice sobre el fin que persiguen. También vemos fruta, vasos de plástico con los que van echando tragos de café y agua con los que ir pasando las horas, tabaco, mucho tabaco para templar la larga espera, una repisa en la que tienen perfectamente colocados cosas personales y muchas otras imágenes como una caja con chucherías y golosinas que endulzan los malos ratos que siempre llegan en ciertos momentos. Además de todo eso, entra escalofríos cuando ves los colchones en los que intentan conciliar el sueño, lo que ellos entre bromas llaman, ¨La suite¨, un improvisado camastro en el que se deben sentir muy pequeños cuando el agua y el fuerte viento azota en medio de la noche.
Así pasa la vida en los días lluviosos en corta atalaya, donde el calor humano de hombres aferrados a su verdad, hace aun más mítica a esta elipse que evoca la grandeza. Si, en lo más grande de este lugar, hay tres grandes hombres que han sumado el latido de sus corazones con el del corazón de la tierra.
Tu forma de escribir tambien es clara y directa al corazon,me emocionan tus palabras y la realidad que narras,animo para que puedas transmitirlo,besos desde Inglaterra.
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